viernes, 11 de noviembre de 2011

La carrera del docente universitario: Una apuesta a la sobrevivencia

Aunque todavía hay un alto porcentaje de estudiantes de Lenguas que sueñan con ser profesores universitarios según la investigación adelantada por el equipo de pedagogía "Identidad del Estudiante y del docente (egresado del departamento de Lenguas)" lejos está de ser esta apuesta vital, como se pude presuponer, un espacio de asenso social. Por el contrario, cada día para los profesores universitarios que no son de planta se recrudecen las condiciones laborales, mientras aumentan las amenazas y las exigencias.
De ahí que durante este Paro hayan sido precisamente, y en su mayoría, los profes ocasionales y de cátedra los que más han sufrido con la incertidumbre; que si les pagan, que si no, que si vienen al currículo para firmar planilla, que si no vienen, que el contrato dice, que el consejo responde. Mientras tanto lo profesores de planta, bendecidos ellos por la en desaparición seguridad laboral, pueden esperar indignados (por el bloqueo, por el paro y quizás también por la REFORMA) en sus casas a que les llegue el salario y puedan volver a las aulas. Porque a ellos no les pasan planilla.Por que a ellos les pagan todo el año, con vacaciones y prestaciones y todo.
Y esta situación de inequidad laboral en términos de salarios y horarios no deja de ser indignante pues de planta y ocasionales preparados muchas veces con el mismo nivel, se les exige lo mismo: preparar clases, publicar artículos y por lo tanto investigar, participar de las reuniones etc. La diferencia es que los de planta dictan muchas menos horas de clase y les pagan todo el año no solamente ocho meses. Esta situación que se recrudecerá hasta no escribir una reforma que entre otras cosas reconozca como "funcionarios públicos" a los docentes universitarios y que les de todas las garantías para que puedan desempeñarse con calidad, es una reflexión que detiene al columnista de Semana y profesor (hora cátedra) de la Universidad Jorge Tadeo, Julián Cubillos, para escribir sobre el pasado y futuro incierto de los docentes con la ley 30 y su reforma.

La marcha de los cocinados
Julián cubillos
OPINIÓN
Esta reforma a la educación superior ignora dos factores que determinan la calidad: el momento para comenzar a edificarla y a quienes más se ocupan de propiciarla.
Viernes 11 Noviembre 2011
Qué suerte la de un estudiante de escasos recursos que logra ingresar a la universidad pública. Si bien es la suerte de muy pocos, no tanta como para materializar el sueño del ascenso social. Durante los primeros semestres, el afortunado tendrá que aprender lo que debieron enseñarle en el colegio, a leer y escribir; hacia la mitad de su carrera, tendrá que afianzar el dominio de una segunda lengua (de esa misma que, bajo una vasta intensidad horaria, intentaron enseñarle sus profesores de secundaria); tan solo a punto de graduarse, y con un rigor ciertamente defectuoso, podrá ocuparse del contenido propio de su elección. Será la suerte del condenado, a quien (salvado de la horca) decidieron cocinar a fuego lento.

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